Puerperio primero




Rescato un escrito de 2015. Mes de noviembre terminando. Hamida tres meses y yo tres meses también como madre.

¿Qué siento hacia ella? Profundo amor. ¿ Cómo se manifiesta? Con un profundo respeto de su ser. Mirándola ya como una persona completa, con dignidad y derechos. Respetando su necesidad, su desarrollo. Y no es algo autoimpuesto. Me sale del alma.

-Asoma la mamá ansiosa pensando si será suficiente e ideando espacios de juego y estimulación.

-Asoma la mamá que confía y piensa que todo esto está de más o que algo de esto se puede hacer pero desde el disfrute, el juego, el placer, el gozo. Por ambas partes.

-Asoma la mamá que sabe estar sin hablar todo el rato y haciendo "cucamonas", la que confía en el poder de la mirada amorosa.

-Acecha la voz: ¿será suficiente? Amablemente, mamá confiada y tranquila le toma el relevo y dice sí. Es suficiente.
El amor es lo que permite el desarrollo de un ser humano. Y el respeto. Y el tiempo.

-Mamá silenciosa mira amorosamente. Espera que su bebé le diga con su cuerpo y su mirada qué necesita. No se adelanta. Otras veces sí. Prueba. Se equivoca, elige otro camino. Y no se culpa. Lo está haciendo desde el amor y el respeto. Está aprendiendo a ser madre.

-Mamá quiere proteger a su hija de las cosas que son dañinas para ella, sin embargo, tiene que dejarle ser. Explorar. Experimentar y equivocarse. Porque también está aprendiendo a ser niña y luego adolescente. Y luego mujer. Y además tiene su propio destino.

-Mamá quiere hablar a su hija de todo lo que a ella le ha servido para crecer como ser humano, como mujer.

-Mamá quiere hablarle de su camino espiritual, de lo que da sentido a su vida. Pero ahora tienes 3 meses. Tendrás que verlo reflejado en mi mirada, en mi cuerpo, en el hacer, en mi relación con papá, en mi relación con mis amigas, con mi madre, con mis compañeras de camino, con mi familia.

Lo verás, si soy capaz de transmitirlo, en mi manera de poner la mesa, de vestirte, de lavar tus manitas, de hablarte. En mi manera de sonreírte y susurrarte mi amor.

Gracias por permitirme abrazarte y sentir tan cerca tu olor a leche, tu olor a pureza. Gracias porque amándote yo me purifico. Gracias por abrir de par en par mi vientre y mi corazón para que salgan las sombras y los fantasmas y así pueda mirarlos a la cara.

Gracias por recordarme lo auténtico y valioso de la vida, por no dejar que siga viviendo en la fantasía y ayudarme a echar raíces. Por llevarme a lo imprescindible. 

Tu nombre cada día tiene más sentido: Gracias. Gracias. Gracias

28 de noviembre de 2015. Pleno puerperio.

Natalia Navarro *la que cuida*




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